No todo es del mismo color


23.10.11

 




¿Adivinen?


Soñé con caperucita roja, solamente que en vez de ser una chica blanca y alta, era morena y de estatura promedio, en vez de ojos grises los tenía negros, y en vez de ser una capa roja, era azul como el cielo, sonreía con calidez, pero no era una niña completamente, era una joven, cuando era más pequeña este sendero estaba lleno de comida y flores, pájaros y ríos, y señales puestas por sus padres para ir hacia donde debía… una que otra vez erro el camino y cayó al suelo, pero acabo por regresar al marcado… al paso de los años todo había cambiado, pues aunque a veces habían flechas, cada vez eran menos y ella debía tomar sus propias decisiones, sobre qué camino seguir
.
En el camino por el que transito se encontró con el lobo feroz, pero en vez de ser un lobo feroz era un chico tierno que al parecer se veía dulce. Y ella en vez de ir a casa de su abuela, iba por un camino en el que no sabía cuál era su punto de final.

Este “lobo” le pregunto si quería que la acompañara en el camino hacia su destino, pero ella no respondió de inmediato, ya que quería que la acompañara pero temía a sus ojos y a lo que pudiera ocurrir en la próxima curva. Al final, acabo por aceptar.

Mientras pasaban los caminos y obstáculos las cosas se pusieron difíciles, ambos acabaron por sacar sus lados malos y más dañinos ella era miedosa y cerrada a lo que sentía, y él era prepotente y amargado… Al pasar el tiempo las palabras hirieron más que las acciones, antes, las largas conversaciones de sus vidas se convirtieron en silencios sepulcrales solo llenado por el pronunciar de alguna queja o algún insulto destinado a dañar al otro. Pronto el camino se hizo más estrecho y ambos pelearon más que nunca, hasta que ninguno de los dos pudo soportar y cada quien tomo un camino distinto en una bifurcación que se extendía ante ellos. Se despidieron sin decir palabra.

Ella al entrar en el camino sola se tropezó y cayó más de una vez, sus manos se rasparon junto con sus rodillas, el frio golpeo durante las noches y le impidió mantener energía para el día siguiente, al tiempo extraño a su acompañante, incluso llego a extrañar sus gritos. El miedo durante la noche le impedía dormir y por las mañanas estaba tan cansada que no podía caminar sin tropezar.

El por su parte siguió su camino, pero al tiempo la extrañaba y la energía se escapo de sus músculos, ya no sonreía y ya no tenía con quien compartir ni con quien aligerar la carga de la caminata, con quien sonreír ni a quien cuidar, ni a nadie que lo cuidara, pero aunque sintiera todo esto no sabía cómo regresar atrás.

Después de un largo tiempo, ambos caminos se volvieron a encontrar y a volverse uno solo.
Ambos se encontraron débiles y tristes, cada uno por sus cosas. Al verse, hubo… simplemente electricidad ¿Qué había sucedido? Eran las mismas personas, las mismas actitudes, los mismos ojos. Pero… se dieron cuenta de que aunque lo intentaban no podían vivir el uno sin el otro. Caperucita azul siguió su camino, junto con él, el lobo feroz, aunque cuando las cosas se volvían difíciles y molestas, ambos necesitaran su espacio para recordar porque seguían caminando el mismo sendero, juntos. Porque se necesitaban, de una u otra manera.

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