No hace falta que los milagros sean cosas impresionantes que sucedan.
No hace falta que sean cosas que nunca hayas visto
antes.
No hace falta que todos lo reconozcan.
No hace falta que todos lo sepan.
No hace falta que todos lo vean.
Cada sonrisa, cada segundo, cada alegría, cada
recuerdo, cada lagrima, cada emoción, cada rayo de sol, cada nuevo día… cada
instante que se tiene para vivir es un milagro.
En esta semana, simplemente en estos 7 días he coleccionado
tantos milagros como los granos de arena de la playa. Cada sonrisa fue un
milagro, cada lágrima lo fue, cada instante de silencio, cada nuevo día, cada
paso que di. Pero no quiere decir que esta semana sucedieron los milagros, si
no que me di cuenta de lo que son.
Mañana es 31, último día del 2011, un año en el que
me di cuenta que acumule, muchos milagros, quizás alguno pequeño o quizás uno
muy grande, pero al fin y al cabo, milagros.
No queda mucho más que decir, si no…
Bienvenido 2012, y les deseo a todos y cada uno de ustedes que
recuerden cada milagro que han vivido y sepan que por cada nuevo día ya se ha
realizado un milagro.
Feliz nuevo año.
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